"Yo soy Giorgia"

La autobiografía de Giorgi Meloni, la mujer más votada este domingo en Italia, ofrece un relato trabajado al milímetro de su vida. La que se convertirá en la primera mujer al frente del Gobierno italiano trata de encajar sus grandes contradicciones en una historia que suene convincente.

Internacional27 de septiembre de 2022 RH
Giorgio Meloni
Giorgia Meloni, en la sede de su partido, Fratelli d'Italia, durante la noche electoral en Roma. (EFE/Ettore Ferrari)

Tras unas elecciones en Italia con una abstención histórica, Giorgia Meloni se convertirá, con casi toda seguridad, en la primera mujer al frente del Gobierno italiano. Pero ¿quién es Giorgia Meloni? La líder de 'Fratelli d'Italia', que ha sido la candidata más votada en los comicios que se han celebrado este domingo en el país, trata en su biografía de encajar las grandes contradicciones y polémicas de su vida en una historia que suene convincente.

 "Hace poco he vuelto a ver una heladora fotografía en la que salgo vestida de San Gamgee, uno de los hobbit del Señor de los Anillos de Tolkien. La verdad es que siempre ha sido uno de mis personajes favoritos. No tiene la realeza de Aragorn, la magia de Gandalf, la fuerza de Gimli o la velocidad de Legolas. Es solo un hobbit, un jardinero. Sin embargo, Frodo nunca habría cumplido la misión sin él. Sabe que sus gestas no se cantarán en el futuro, pero él no arriesga su vida persiguiendo la gloria. Como decía Tolkien, son las manos pequeñas las que cambian el mundo".

Manos diminutas, baja estatura, pero una misión heroica y transformadora. Giorgia Meloni se reconoce en las ambiciones de uno de los "medianos" de Tolkien. El fragmento procede de la autobiografía ('Yo soy Giorgia') publicada en 2021 por la candidata de 'Fratelli d'Italia', a la que todas las encuestas no dudaban en situar en cabeza en las elecciones de este domingo. Las referencias al mundo imaginario de Tolkien salpican todo el relato. Y no es una pasión solitaria. 'Fratelli d'Italia' tiene su propia mitología, forjada en los años de activismo en las juventudes del 'Movimiento Social Italiano' (MSI), del que proceden buena parte de sus cuadros y que en aquellos años reivindicaba abiertamente la herencia del fascismo.

Cuando no eran más que un grupo de adolescentes que salían por las noches a pegar carteles y hacer pintadas con la llama tricolor, sus reuniones empezaban "haciendo sonar el cuerno de Boromir". Llamaban 'Hobbit Camp' a su club social y, de tanto en tanto, se disfrazaban como los personajes de la Compañía del Anillo. Veían en el universo de Tolkien una metáfora de sus sueños políticos, en defensa de las tradiciones y de pasado, de una sociedad amenazada por fuerzas oscuras y seres perversos que destruían la tierra y querían eliminar su apacible modo de vida.

"Creo que Tolkien podría explicar mejor que nosotros en qué creemos los conservadores. No pienso en 'El Señor de los Anillos' como un género de fantasía", dijo recientemente. El activismo de extrema derecha italiano ha mantenido siempre un hilo con su género literario. La primera organización juvenil que dirigió Meloni se rebautizó como 'Atreju', el protagonista de 'La historia interminable'. "Era un niño batallando contra el nihilismo, contra la nada que avanza".

Pasión saharaui

Meloni proyecta a lo largo del libro su fascinación por la idea romántica de un pueblo que lucha contra la tiranía (señala, por ejemplo, que nació el mismo día que Juana de Arco), un sentimiento que también materializa en la causa saharaui.

 "En aquel campamento, junto a otros consejeros, pasé diez días inolvidables. Todavía mantengo el recuerdo de un pueblo con un formidable sentido de pertenencia. Allí entendí lo que significa amar de verdad tu propia tierra, sentirse parte integrante, decidir que merece la pena defenderla a cualquier precio. (...) Comprendimos que incluso un puñado de tierra puede convertirse en nuestro trozo del cielo (...) He bebido té en el desierto con las mujeres de este pueblo orgulloso (...) Sin duda, es la experiencia más curiosa de todas las que viví como consejera provincial", explica rememorando sus primeros años en política.

 Si, tal y como auguran los resultados, llega a la presidencia del Consejo de Ministros, el lazo podría servirle para fortalecer la relación con Argelia. Recordemos que Italia está sustituyendo a España como principal receptor de gas tras las crisis provocada por el cambio de postura de Moncloa en el tema saharaui.

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Amigos leales, compañeros de partido

A lo largo del libro, Meloni presenta a muchos de los primeros espadas del partido. La mayoría provienen de la militancia juvenil en el MSI y para glosar sus méritos recurre una y otra vez a la misma estructura. Un ejemplo: "Allí inició una de mis amistades más sólidas, de esas que te acompañan para toda la vida, y que van del campo de batalla a las vacaciones de verano. Con Francesco Lollobrigida, Lollo, actual presidente de los diputados de Fratelli d'Italia. Carácter difícil, inteligencia veloz, lealtad. Al principio nos detestábamos, hoy somos como hermanos. Incluso cuando discutimos, que lo hacemos a menudo". Meloni expresa con claridad cuál es su prioridad a la hora de escoger a quienes le rodean: "lealtad" y "valores inquebrantables". "Todo lo demás", dice, "puede aprenderse con el tiempo".

Humana y genuina

Otra de las constantes del relato que trata de construir es la de la autoexigencia y el estudio, una manera de responder a una de las críticas más recurrentes: Meloni no tiene estudios universitarios (aunque sacaba buenas notas en el instituto) porque entró en política siendo prácticamente adolescente. Cada pocas páginas repite la idea. Lo hace incluso cuando alaba a otros compañeros, de quienes dice cosas como que son "de las pocas personas que he conocido con tanta capacidad para estudiar como yo". Habla de su facilidad con los idiomas extranjeros y de una capacidad de sacrificio casi épica. "Cuando las cosas me van bien, simplemente estoy tranquila. Cuando van mal, me parece el fin del mundo".

 Los otros dos rasgos de carácter que trata de plasmar en todo momento son la resiliencia (como mujer, como madre que no duerme por las noches y a la mañana siguiente responde ante periodistas agresivos…) y la coherencia ("Lo llaman coherencia, pero deberían llamarle seriedad"). No tiene 'spin doctors', dice, y no hace mucho caso a sus asesores. Cuando el partido no conseguía superar el techo del 4%, un experto en demoscopia le insistió en que su problema era que "argumentaba demasiado". Su respuesta, sostiene Meloni, fue seguir siendo ella misma. Alterna hábilmente estos mensajes con admisiones de debilidades que la humanizan.

 Una de las que más utiliza es la de su aspecto físico, contando cómo se sentía entre ministras que eran básicamente modelos, como sufrió 'bullying' de niña o como su madre la llama después de cada mitin para decirle que cuando no se maquilla bien, "parece un sapo". Pero enseguida retoma el heroicismo: "Siempre he tenido claro que ser una chica rubia y menuda podía ser un obstáculo, un elemento de debilidad. Pero no me he parado a pensar: simplemente he tenido que demostrar más coraje y, de tanto en tanto, he entendido que tenía que echar mano de una cierta dosis de locura". En el libro, convierte un incidente terrible de su infancia (ella y su hermana quemaron la casa en la que vivían con su madre jugando con una vela) en una lección vital sobre como sobreponerse a las tragedias de la vida mirando al frente.

Fuente: El Confidencial.

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